15 de octubre de 2024

La huerta de Valencia

Bajando desde Puçol a la playa, y dejando el mar a la izquierda y la huerta a la derecha, se puede contemplar el alba más maravillosa que se ha visto en siglos, dorando las aguas. Después de pasar por el puerto deportivo de la Pobla de Farnals y de dejar atrás el marjal de Rafalell i Vistabella, donde comienza a hacer vida otra vez el chorlitejo patinegro, llegaremos a la ermita de ‘Els Peixets’, ya en término de Alboraya, donde dicen que tuvo lugar el famoso milagro del mismo nombre.

Aprovechamos y nos adeltramos tierra adentro para sumergirnos en la fabulosa huerta de Alboraya, con campos de chufa a meno izquierda y a mano derecha, Un fantástico mosaico multicolor se extiende ante nuestros ojos como una manta que cubre la tierra por todos lados.

Llegamos a Moncada, Godella, Rocafort y Burjassot y sus tierras cultivadas por siglos y siglos de naranjos. Ahora son otros tiempos y las coyunturas económicas han cambiado el paisaje. Nos espera Paterna, que ha cambiado el suyo (paisaje) por kilómetros y kilómetros de naves industriales, enriqueciendo el término aún más que los campos de antaño.

Dejamos a la izquierda la ciudad de Valencia y seguimos por tierras de cultivo hasta Aldaya, Alaquàs, la populosa Torrent con su torre árabe y el Vedat, hasta encontrarnos el lago mágico de la Albufera, que baña hasta 13 poblaciones, entre ellas la propia Valencia: Albal, Alfafar, Beniparrell, Catarroja, Massanassa, Sedaví y Silla, y algunas más de la Comarca de la Ribera del Júcar… Esta tierra tiene un encanto que atrapa a todo aquél que llega a conocerla de verdad. Es la huerta de Valencia, la misma que enamoró al rey Don Jaime I, que tras contemplarla por primera vez, ya no quiso irse de ella nunca más.

 

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